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Kinésica, Proxémica y Paralingüística

Posted in Asignaciones - Teoría de la comunicación on julio 11, 2009 by fjcarrero

El diálogo a continuación transcurre en la sala de un apartamento, los sujetos son; La Mujer, de 40 a 50 años de edad, su hijo (Agustín), de 19 años y su sobrino (El Niño), de 12 años. Los cuales se encuentran en la siguiente situación. La Mujer, que está sentada en un sofá junto a El Niño, sostiene una cámara digital. Agustín, en la cocina, justo al lado de la sala, prepara una merengada.

La Mujer prestó su cámara digital a Chavela (abuela de El Niño) para tomar algunas fotos en el evento de cierre de sexto grado. Al revisar la cámara, se encuentra con que hacen falta fotos, por eso lo interroga. Agustín, aunque ocupado, sigue atentamente la conversación e incluso participa.

Aunque la situación y los personajes, son reales, los nombres han sido cambiados a petición de los sujetos.

La Mujer: ¡Qué cagada! Ella no era así, no estaba así. ¿Quién se puso a mover esta cámara cuando Chavela la trajo de allá?

El Niño: ¿Ah?

La Mujer: ¿Quién la movió? ¡Diga la verdad!

El Niño: ¿De dónde?

La Mujer: ¿Pero dónde están las fotos que estaban ahí, las suyas conmigo en el Sambil, todas esas?

El Niño: ¡No! Eh…

La Mujer: ¡No están!

El Niño: Búsquela en otra carpeta…

La Mujer: ¿Cuál carpeta? Yo no sé buscar… Yo siempre las he buscado así.

Mire lo que sale… ¿Ve? Sale y que “imágenes tomadas, 15”

El Niño: ¡Ahí!, déle “ok”.

La Mujer: ¿A dónde “ok”?, ¿aquí? No, mire… mire, sale lo mismo ¿ve? ¡Algo le hizo usted!

El Niño: ¡No…!

La Mujer: Si ustedes le dieron aquí, y borraron aquí, la borraron. Si le dieron aquí, borraron las fotos. Y ahí había bastantes, las que nos tomamos aquí, bastantes suyas, para pasárselas. No entiendo lo que dice aquí, “ajustes de las imágenes que va a tomar”. ¿Usted tomó fotos aquí también, Agustín? ¿Aquí había fotos suyas?

Agustín: Yo no se.

La Mujer: Si es idiota usted también…

Agustín: ¿Por qué? No me acuerdo…

La Mujer: Uno habla con usted y parece un idiota, y que “no me acuerdo”. ¿Usted no me trajo la cámara ayer?

Agustín: Ah, Sí.

La Mujer: ¡Bueno, pero no están aquí! Que si usted las borró…

Agustín: No, yo no las borré, será que las borró El Niño.

La Mujer: Para nada les prestamos la cámara a ustedes, ¿vio?

Agustín: ¿Por qué, mami?

La Mujer: Yo de gafa, porque me dio lástima con él que “¡hay que tengo el último timbre!”

Agustín: No, que por qué no bajó las fotos.

La Mujer: ¿Quién?

Agustín: Usted.

La Mujer: ¿Sí? ¡Ay, sí! Mucho que yo sé bajarla, gafo, en la computadora.

Agustín: Me hubiera dicho que iba prestar la cámara, para bajarlas.

La Mujer: ¡Ay, idiota…! Yo fui para el último timbre de El Niño, pero él me engañó; dijo que empezaba a la una y media y era mentira, empezaba a las dos y media. ¿Para qué se iban a meter con eso? Lo que iban era a tomar fotos y mas nada…

Agustín: Pero si no saben cómo manejarla…

El Niño: Entonces fue mi abuela…

La Mujer: ¿Cómo va culpar a su abuela?

El Niño: Déle aquí.

La Mujer: No… eso es para sacar fotos…

El Niño: No… eso es para ver las fotos…

La Mujer: ¡Ah! O sea que usted la estaba esculcando. Sin yo estarme metiendo en eso, usted si se metió con esos botones… No hay que me terse con las fotos, yo le dije a Chavela, “nada más darle aquí y aquí”, si uno quiere sacar fotos, ahí nada más. Ya la cámara esa se dañó.

Agustín: (A El Niño) Y ahora vaya para allá abajo a decir que Chavela dañó la cámara, que borró las fotos, ya se dañó esa cámara y ya que… La culpa es del dueño.

La Mujer: (A El Niño) Sí, usted quédese callado, que más, que yo ya sé que no la voy a prestar más.

De esta conversación –como de cualquier otra- pueden hacerse varias lecturas. Y es que no se ha dicho todo sobre comunicación No-Verbal, no obstante sí puede hacerse un análisis de los aspectos kinésico, proxémico y paralingüístico en este contexto.

Intentando –porque en realidad es un intento-, aproximarme lo más posible a una descripción “fiel”, puedo destacar ciertas particularidades de la conversación.

En lo que se refiere a la posición de los sujetos en el espacio, “proxémica”, según el término de Edwad Hall, es imprescindible para este “análisis”, señalar que La Mujer, se encuentra casi acostada, a pesar de tener actitud de reclamo frente a El Niño, están sentados bastante cerca, en un sofá. Es lógico pensar en la afinidad (puesto que son familiares). No obstante, en los momentos más intensos del reclamo, se puede notar cierto distanciamiento de los dos (tanto La Mujer, como El Niño).

En este sentido, debe darse por entendido que Agustín está distanciado por las circunstancias, es decir, por necesidad, más que por “rechazo”. Se encuentra de pie y se desplaza por toda la cocina (acercándose a la salida, cerca de la sala, cada vez que interviene)

Los aspectos Kinésicos son abundantes en este diálogo, comenzaré por EL niño.

Es curioso que la gestualidad de El Niño tenga numerosos signos de rigidez.

En la parte superior del cuerpo; los brazos cruzados sólo se sueltan al decir frases como “déle ahí” y “eso es para ver las fotos”, es decir, cuando señala algún lugar de la cámara. En las piernas el movimiento es más bien constante; suben y bajan mientras los demás hablan.

Su rostro muestra unos ojos muy abiertos durante toda la conversación, la boca cerrada y los labios apretados (excepto cuando habla, claro está), fruncido el ceño (un kine) cuando se le interroga. Así, cuando dice “¡No!”, hace una especie de mueca que incluye el movimiento de los labios, las cejas y el ceño.

Al comienzo de la conversación, La Mujer tiene una expresión de extrañeza, luego evoluciona a lo que se puede denominar  rabia y por último se nota un relajamiento en los músculos de la cara que podría definirse como aceptación o “resignación”. Su cabeza se mueve de lado a lado al pronunciar negaciones como “No están”. Cuando interroga directamente a El Niño ladea su cabeza y lo mira fijamente a los ojos. Sus brazos están ocupados, pues sostiene la cámara con las dos manos, pero es posible verlos mover cuando dice “Yo fui para el último timbre de El Niño” y me parece importante explicar que, como el colegio donde El Niño estudia queda cerca del apartamento, es muy probable que al decir “fui”, haya querido señalar el colegio. Así mismo, cuando señala alguna función de la cámara.

La Mujer mantiene sus piernas en paralelo y relajadas (está casi acostada en el sofá).

Su rostro, por el contrario, tiene asaz actividad. Sus labios, por ejemplo, se aprietan a la vez que el movimiento de su cabeza indica negación. El ceño fruncido es recurrente, sobre todo al decir ¡Diga la verdad! Al final, su rostro se relaja, pero la boca permanece cerrada, los labios parecen un poco apretados todavía, distintos de cuando dice “Ay, idiota…”, que su boca se abre bastante.

Agustín, por su parte, mientras cocina, mantiene una gestualidad un tanto neutra, pero cuando se le interroga puede observarse una encogida de hombros que acompaña su respuesta. Sus labios se abren sólo al momento de probar la merengada mientras responde con una mueca despreocupada. Más bien Agustín tiene una gestualidad que indica distracción, aunque sigue perfectamente el diálogo.

En cuando a la para ligüística conviene apuntar que el niño utiliza una voz un tanto quebrada y con finales alargados (algo como “Noooo…”) además que es un volumen medio/alto propio de la confianza, sus respiración se nota un poco acelerada al defenderse.

La velocidad en que La Mujer habla es el elemento paralingüístico a destacar. Cuando está interrogando se nota una rapidez en la elaboración de las frases, en cambio al referirse a una función de la cámara, es mucho más pausada. Su voz es un poco quejumbrosa. Sube el tono en algunas frases, por ejemplo, cuando afirma “¡Ay, sí! Mucho que yo sé bajarla, gafo”.

De Agustin se puede decir que lo que más sobresale es su forma pausada de hablar. Da la impresión de no preocuparse por lo sucedido.

La comunicación No-Verbal es un tema de esos que no muchos se interesan. Sin embargo en una conversación tan «trivial» comoésta, puede verse lo importante que es este tipo de lenguaje y todo lo que se puede comunicar sin necesidad de contruir palábras fonética, sintactica y gramaticalmente.

Mis valores desde una óptica filosófica

Posted in Asignaciones - Teoría de la comunicación on marzo 30, 2009 by fjcarrero

Tendré que desaparecer de este mundo en cualquier momento, pero ahora mismo existo, apoyado en el pensamiento cartesiano, en tanto pienso. Nacimiento, muerte, principio y fin. Sobre la muerte no se de nadie que haya dicho algo con sustentos lógicos tales que se puedan establecer postulados al menos verosímiles, así que me ocuparé del cómo “debo” discurrir por la vida.

De entrada, sé que mi propia existencia es un enigma y que soy un ser limitado, que no puedo responder a todos los cuestionamientos que sí soy capaz de formular a partir de la cognición. Sin embargo, entiendo que hay una serie de reglas abstractas en la sociedad donde me desenvuelvo y éstas no son más que valores generales que se dan mediante la interrelación de individuos, cada uno con valores peculiares.

Ya Sócrates, ese extraordinario personaje principal de la filosofía ateniense, a través de conversaciones que mantenía con el vulgo, procuraba que su interlocutor utilizara la razón para extraer “conocimiento verdadero” y que pudiera extraer entonces, individualmente, lo que para el sujeto era bueno o malo. Esta visión del gran Sócrates apunta a lo particularmente subjetivos que son los valores, como prioridades significativas en la vida singular de una persona; en mi vida.

Las prioridades que asumo, y que reflejan mi visión del mundo, no sólo influyen en mi conducta individual, sino en el comportamiento de la sociedad en cuanto participo activamente en ella y es por esto, que intento crear buenos pilares, que conduzcan mi desarrollo individual hacia unos logros colectivos. Describiré en este sentido, mis valores como individuo desde una reflexión filosófica.

El estudio es uno de mis valores fundamentales, una prioridad absolutamente necesaria en mi vida, pero no cualquier tipo de estudio, sino el estudio académico. Si algo le debemos al gran Platón, es precisamente la fundación de la Academia, casa de formación de Aristóteles, el último gran filósofo griego y primer estudioso de la biología en Europa.

A pesar del precario y muchas veces decadente sistema educativo de algunas “academias” en países no muy remotos –podemos simplemente comparar el sistema educativo de Venezuela con el de Colombia- encuentro que afortunadamente no se ha perdido del todo la esencia de aquella academia donde el joven Aristóteles conversaba con su mentor sobre temas trascendentales. Pienso que la academia es el lugar de las soluciones, porque es allí, conversando –no sólo escuchando pasivamente- con estudiosos, de diversos temas, donde surgen las ideas de desarrollo y mejoramiento de la calidad de vida de los pueblos.

“Quien sepa lo que es bueno, también hará el bien”, decía Sócrates, hace mas de 2 mil años atrás, asumo que su intención era explicar que el que actúa mal es porque no conoce muchas otras formas de hacerlo, no conoce lo bueno, he ahí la importancia de incrementar cada vez más los conocimientos. Está bien, esto es discutible, pero vayamos a la realidad que me rodea de cerca, por traer un ejemplo a colación, ¿Quiénes son, en nuestras sociedades, los causantes de crímenes? ¿Quiénes actúan al margen de las leyes creadas por razonamientos profundos de estudiosos de temas sociales? Me parece que las personas a las que me refiero no conocen otras formas de actuar menos perjudiciales para el colectivo, carecen de conocimientos, no van a la academia.

Procuro ser breve, pero acepto que sobre esto último tendría que haber considerado otros aspectos, entre ellos el siguiente valor, al que quiero referirme -desde un ángulo estrictamente subjetivo- como el cerco que enmarca mis decisiones importantes; la justicia. Aristóteles señalaba un “justo medio”, la valentía en vez de cobardía o temeridad, y proponía ser generosos en vez de tacaños o pródigos. Yo tampoco veo con buenos ojos ningún extremo o exceso, creo que solamente basado en un equilibrio individual, puedo al menos intentar ser justo con el resto del mundo, y no me refiero exclusivamente a una justicia particular, sino que me aventuro a asegurar que una justicia general, en la que prime una legalidad que se ocupe de los bienes ajenos (no sólo materiales, espirituales en la misma medida), parte necesariamente de una justicia individual, de modo que escribo sobre una virtud social imprescindible para las poblaciones que pretenden evolucionar y vivir en sana paz.

No puedo escribir sobre justicia, sin hacer referencia a quién logró la unión de muchos en función de ella; Karl Marx, léase bien, Karl Marx, no el marxismo, sino las ideas del propio Marx. Se debe a éste alemán gran parte de la equidad –poca o mucha- y respeto entre clases que existe hoy en el mundo entero. Su crítica enérgica hacia el capitalismo y su determinación de cambiar la “infraestructura” social, para que en lo que llamó “supraestructura” se sintiesen los efectos positivos, es referencia y ejemplo de justicia social. Sí, decididamente la justicia es una de mis tres prioridades elementales.

El valor que me dispongo a exponer de último, pero que absolutamente no considero menos importante, es la sensatez. Pienso, como Hegel, que lo que ha sobrevivido a la historia es en sí mismo sensato y, por tanto, aunque las “verdades” de otras épocas ya no sean “verdades” hoy –sé que mi óptica sobre la vida y el mundo está condicionada por mi contexto histórico-, entiendo que existen todavía actitudes sensatas (especie de verdades), que han trascendido en el tiempo y que colocan una luz sobre el cómo debo actuar en determinadas situaciones de corte material –y también espiritual, emocional, moral-.

La sensatez como herramienta de vida, porque combinando las ideas de Hegel con mi perspectiva sobre lo que me rodea, creo que la humanidad manifiestamente marcha hacia una racionalidad cada vez mayor y no hace falta sino acercarse a la historia para reconocerlo. Ser sensato va más allá de estar cuerdo o tener buen juicio, es una forma de vida, basada en hechos reales, en la historia misma y, específicamente, en lo que ha sobrevivido a esa historia, es por ello que aspiro encaminarme por esa ruta cada vez con más frecuencia.

Mis valores no son actitudes aisladas, actúan en conjunto, como actúa cada órgano del cuerpo humano para el desempeño próspero de todas las actividades que le son posibles realizar. Estoy de acuerdo en que hay asuntos que escapan a la capacidad de elegir del hombre –dónde nacer, qué cuerpo tener, entre otras-, pero es igual de evidente que tengo un verdadero abanico de posibilidades para escoger actitudes y acciones, para seleccionar decisiones, que no sólo afectan mi vida, sino la de otros.

Estoy convencido de que el ser humano cambia, y el estudio de la filosofía da herramientas indispensables para ese cambio. No concibo el estudio de la filosofía, sin un cambio en el pensamiento del individuo. Esto también es discutible, así que propongo al lector escribir sobre el tema para que, al estilo de la Academia, conversemos luego al respecto.

Fernando Javier Carrero

V-18.989.462

Fuentes consultadas: -Descartes, René, El discurso del método, 1637

-Russel, Bertrand, Historia de la filosofía occidental, 1945

-Gaarder, Jostein, El mundo de Sofía, 1994